Fantasma
La luz de la tarde llegaba a trompicones entre maleza, casas de colores y vasos de cristal. Luiz, sentado en un banco de madera de ese maltrecho bar, paladeaba la espuma de una cerveza sin alcohol. Aquel era un pequeño templo para la gente del barrio que, tras jornadas interminables en trabajos precarios, descansaba las lumbares y las preocupaciones. Leer más...